liens evitement

Réduire le texte Agrandir le texte Imprimer la page
Réduire

10.Presentación

Cité épiscopale d’Albi

Su nombre recuerda que en la punta de este promontorio se levantaba a comienzos de la Edad Media el castillo de los condes de Toulouse, todopoderosos señores de Albi.

Este promontorio, que avanza como una proa de barco entre las escarpas de los valles del Tarn y del Bondidou, ofrecía un sitio defensivo propicio para establecer un refugio fortificado, un oppidum.

Vestigios arqueológicos revelan que fue ocupado desde la edad de bronce (hace 4000 años), y después en la época galorromana; por lo cual el Castelviel es considerado la cuna de Albi.

Durante mucho tiempo separado de Albi por la naturaleza y por la historia, ha constituido una especie de islote algo aislado del resto de la ciudad.

Después de la cruzada de los albigenses, que supuso la desaparición de los Trencavel, vizcondes que habían pasado a ser los principales señores de la ciudad en el siglo XIl, el Castelviel pasó a ser posesión de los Montfort y formó una comunidad separada, con sus propios cónsules.

Este largo aislamiento explica que el Castelviel haya conservado su aspecto de una aldea de antaño. Su fuerte identidad proviene de la configuración de los terrenos, que se organizan a partir de un eje principal, la calle del Castelviel.

De este eje salen calles estrechas que llegan hasta las manzanas con terrenos extremadamente pequeños, por cuanto una cuarta parte de las casas tienen una superficie sobre el suelo de 18 a 30 m2.

Estas casas son modestas, amontonadas en el promontorio, con plazoletas pintorescas que ofrecen vistas extraordinarias de la catedral.

La historia parece aquí inmóvil, con nombres de calles que se refieren a los buenos tiempos pasados: calle del Paraíso, calle de los Orfebres, calle del Théron (por el nombre de la fuente), calle Bouscaylet… un oasis de paz y serenidad donde sobreviven el escenario y las tradiciones de antaño.

Se conoce mejor el Castelviel si se le aborda por el lado sur, desde el campanario de la catedral, siguiendo el sendero de los soportales. Se descubren casas pintorescas dispuestas en varias plantas, con jardines en terrazas…

Este recorrido permite apreciar bien el desnivel que implicaba con respecto al fondo del torrente del Bondidou y también las arcadas de los muros de sostén, que consolidaban las laderas y daban apoyo a las murallas (demolidas en el siglo XVII).

El torrente del Bondidou, actualmente ordenado como aparcamiento paisajista, ha conservado el escarpe original que dominan desde lo alto el Castelviel y la catedral.

Al llegar cerca del puente de la République que franquea el Bondidou, se puede subir fácilmente hacia la plaza del Château, emplazamiento del antiguo castillo demolido en el siglo XVII en tiempos de Richelieu; desde allí se puede percibir el río Tarn, que fluye al pie de una abrupta ladera, treinta metros más abajo. Así se puede apreciar la importancia estratégica del sitio.

Queda sólo seguir la calle del Castelviel, especie de espina dorsal del barrio, y de la cual se desprenden una serie de callejuelas y dos calles más importantes que llevan a dos plazoletas, la plaza Savène, pintoresca y llena de encanto, que evoca una plaza de aldea rodeada de pequeñas casas construidas con ladrillo y entramados.

La pequeña plaza Saint-Loup, cerca de la iglesia del mismo nombre y que pasó a ser propiedad privada durante la Revolución Francesa, ofrece una seductora vista del campanario de la catedral. Lo mismo desde la calle del Castelviel, que se abre hacia la catedral y ofrece una hermosa sucesión de casas con entramados y saledizos, entre las cuales una con muros de adobe.


Menu | Haut de page


Descubrir