
10.Presentación
Cité épiscopale d’Albi
La plaza de la Trébalhe recuerda el nombre de una antigua puerta fortificada situada al sur del campanario de la catedral y la cual se continuaba con la muralla llamada “de los canónigos”, que separaba el Castelviel del resto de Albi.
Subsiste una parte de ese muro, reforzado con una torre y bordeando la plaza por el este. La presencia del muro contra el campanario explica que no se haya podido instalar allí el portal de entrada de la catedral, frente a la nave. Desde esta plaza se puede llegar a la ribera del Tarn a través de un sendero pleno de sombra y agrado, y después continuar por la orilla, siguiendo el antiguo camino de sirga.
Permite apreciar las formidables fortificaciones que rodean la Berbie y los puentes que atraviesan el río, configurando un magnífico panorama urbano.
Desde el Tarn se pueden apreciar antiguos molinos, muelles testigo de la actividad fluvial del pasado (transitaban anualmente hasta 50 000 toneladas de carbón de Carmaux entre 1835 y 1865), así como los emplazamientos donde se desarrollaron antes las actividades industriales que animaron en el siglo XIX la orilla derecha, barrio denominado “Bout-du-Pont”, con sus tintorerías, telares y fábricas de ladrillo y de sombreros…
Hoy estas actividades han desaparecido y las orillas del Tarn entre el Puente Viejo y el viaducto conservan residencias tranquilas acompañadas de bosquetes, cipreses y pinos quitasol, que les dan un aire mediterráneo.
Hasta mediados del siglo XVIII, dos calles permitían que circulara el tráfico proveniente del puente hacia la ciudad y la plaza de la Pile: la calle de la Grand’Côte y la calle de Engueysse.
La actividad comercial explica la presencia de casas hermosas y sólidas a lo largo de ambas arterias: mansiones de ricos comerciantes y banqueros y residencias de los albigenses más acomodados.
Hacia lo alto de la calle existían casas medievales con puertas y ventanas románicas, en el ángulo de las calles Saint-Étienne y de los Foissants. Queda aún un hermoso ejemplar en una imponente edificación del siglo XII, que perteneció a un rico banquero, Guillaume Fenasse, cátaro y después fue del senescal de Toulouse, el barón de Paulin. La casa cuenta con una ventana románica encuadrada en dos columnas que culminan en capiteles.
La calle de Engueysse, del nombre de la familia Gueysse, era también una calle comercial que daba acceso al Puente Viejo.
Estas casas desarrollaron hermosas fachadas y terrazas sobre el muelle Choiseul, que reemplazó a la muralla y la callejuela que la bordeaba, cuando el arzobispo Choiseul-Stainville hizo acondicionar este acceso más bien hacia el Puente Viejo, en condiciones que las dos calles anteriores presentaban declives pronunciados.
El muelle Choiseul termina en la plaza del Archevêché, clasificada como uno de los sitios inscritos con las fachadas de las construcciones que la bordean por el este, la más notable de las cuales forma ángulo con la calle de Fargues.
Allí existió un antiguo priorato fundado en el siglo XIV por el obispo Béraud de Fargues, sobrino del papa Clemente V. Fue convertido en el siglo XVI en un convento de la orden de las Anunciadas.
Actualmente son visibles una torre sin corona, testimonio del campanario de la antigua capilla. En la calle de Fargues y en la de la Souque, se encuentran edificaciones que dependían originalmente del convento y de la escuela de las Anunciadas.
La calle de la Souque y la de la Buade, que la prolonga, están bordeadas de casas bien restauradas que alternan fachadas con paños de madera, fachadas de ladrillo a la vista y de ladrillo enlucido, dentro de un oasis de tranquilidad.