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Albi a fines del siglo XX

Cité épiscopale d’Albi

En el siglo XX, continuando los ritmos de la evolución urbana, fue definido un ambicioso programa de revalorización del centro, escalonado en varios años, destinado a embellecer, reinvertir y devolver a la Ciudad Episcopal su justo lugar en sus funciones principales e identitarias.

El punto de partida de este programa de gran envergadura tuvo lugar en 1996, con el ordenamiento del sector del Vigan. En la charnela entre el núcleo medieval y las ampliaciones modernas, en zona de amortiguación, este barrio estuvo rodeado por las fortificaciones de la ciudad hasta que fueron arrasadas en el siglo XVIII y se lo convirtió en un espacio destinado a la convivencia, donde cada uno venía « a hacer el Vigan » - expresión consagrada para designar un paseo por la plaza y los Lices. Con el paso del tiempo y habiendo los vehículos reemplazado a los paseantes, varias obras de ordenamiento urbano han permitido entre 1996 y 2003 no sólo reorganizar la circulación y aumentar la capacidad de aparcamiento, sino también restituir al Vigan su función de paseo y de espacio fundamental de la vida albigense.

Continuando ese programa de ordenamiento, se confió la definición de un proyecto de renovación urbana de 35 hectáreas a un equipo pluridisciplinario compuesto principalmente por el arquitecto Olivier Bressac y la S.A.R.L. Bernard Huet, hoy agencia « Ville et architecture ».

El ordenamiento de la plaza Santa Cecilia y sus alrededores, terminado en 2007, ha sido la primera realización de este gran proyecto. Tratando los espacios en el corazón mismo de la Ciudad Episcopal, permitió despejar y escenificar la monumentalidad y la belleza de la catedral y del palacio de la Berbie.

Se trataba de:

- insertar los ordenamientos de los espacios públicos en una perspectiva patrimonial;

- restituir el corazón de la ciudad y su patrimonio a los albigenses;

- unir y federar los distintos componentes del centro histórico y los elementos constitutivos en torno a la catedral;

- valorizar los elementos estructurantes del paisaje urbano;

- abrir la ciudad hacia el paisaje y hacia el río Tarn.

Esta realización tomó en consideración la complejidad de los diferentes usos actuales y futuros, tales como la actividad comercial, la frecuentación turística, la vida cotidiana de los miles de residentes en la ciudad, los desplazamientos de todos los usuarios (vehículos, peatones, desplazamiento no mecánico), el trabajo diario de mantenimiento y, finalmente, la gestión de las animaciones y manifestaciones que desde entonces tienen lugar aquí.

Es así como los sitios de aparcamiento que ocupaban el espacio fueron suprimidos; se dispusieron espacios a la sombra en torno a la plaza de la Pile, mientras que un pasaje permite el acceso desde el Castelnau hacia la plaza y el atrio del baldaquino. Al despejar y dotar de nuevos elementos que marcan la plaza de la Pile, ha sido posible reapropiarse del uso festivo y para manifestaciones puntuales sin necesidad de interrumpir la circulación.

Cerca del macizo occidental de la catedral, en la plaza de la Trébaille, al suprimir los aparcamientos en este espacio sin salida, sobre el Tarn, fue posible abrir las perspectivas sobre el paisaje del río y del barrio de la Madeleine, enmarcados por tres arcadas provenientes del antiguo claustro románico de la catedral. En su prolongación, el campanario de la catedral se refleja en el espejo de agua diseñado a sus pies. Elementos de agrado tales como la fuente de piedra caliza dispuesta frente al baldaquino funcionan ahora como relés visuales entre la monumentalidad de la catedral y la escala de los visitantes.

Del mismo modo, los adoquines de granito gris claro, las bajadas tradicionales de cantos rodados, los pavimentos de gres marrón claro, las regletas de granito rojo dispuestas en espiguillas al pie del presbiterio, las bandas estructurantes de granito gris o piedra azul de Bélgica o incluso las filas de bornes monolíticos de gres amarillo cincelados, provistos de luminarias, delimitan, marcan y caracterizan los espacios en torno a la catedral, manteniendo al mismo tiempo su unidad esencial.

Por lo demás, la recalificación de la plaza Santa Cecilia fue realizada de acuerdo con la reestructuración de otro sitio importante de la Ciudad Episcopal: el museo Toulouse- Lautrec, instalado en la antigua residencia episcopal.

El millar de obras del pintor albigense constituye una colección notable y excepcional, que atrae cada año a más de 160 000 visitantes, entre ellos un número importante de extranjeros.

El museo posee además un fondo de arte moderno que ofrece un recorrido artístico desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

Con el fin de modernizar esta institución conforme al siglo XXI, el museo también inicio un proyecto ambicioso de extensión y reestructuración museográfica, confiado por el sindicato mixto de ordenamiento del museo Toulouse-Lautrec (S.M.A.M.T.L.) al arquitecto Philippe-Charles Dubois en 1997. Este impresionante proyecto museístico, validado por la Dirección de Museos de Francia, tiene como finalidad integrar las exigencias técnicas de un gran museo contemporáneo de prestigio internacional, asegurar una mejor conservación del conjunto de las colecciones y valorizarlas, al mismo tiempo que destaca la calidad arquitectónica del edificio.

Aunque la última fase recién comienza, las dos primeras ya han permitido definir una nueva configuración museográfica que pone en escena las obras bajo un enfoque temático y cronológico. Además del nuevo contacto con la obra del pintor, estos trabajos han permitido también optimizar la acogida del público, ofrecer espacios pedagógicos y aumentar la capacidad del museo para proponer actividades de conocimiento cultural y formación.

- Durante el período 2001-2004 (fase 1) fueron realizados nuevos espacios tales como la acogida, acondicionada en un gran espacio accesible desde el patio de honor; las tiendas y los guardarropías. El recorrido museográfico se inicia en las salas bajas consagradas a Toulouse-Lautrec. Propone una primera sala dedicada a retratos del pintor realizados por sus amigos, obras de juventud y primeras etapas de su formación. Una segunda sala está consagrada a retratos de personas cercanas al artista. Y un último espacio, situado en la base del torreón, presenta la temática de los prostíbulos. Estos nuevos espacios, amplios y generosos, con su bóveda en ojiva, estaban hasta entonces fuera del acceso público.

- De 2006 a 2008 (fase 2), nuevos espacios fueron creados en infraestructura: un auditorio con capacidad para 180 personas bajo el patio de honor; locales técnicos y dos niveles de sala de exposiciones temporales bajo la terraza de Bernis, y talleres pedagógicos en el nivel del jardín del ala de los Sufragantes.

Dado el carácter excepcional de la arquitectura del palacio de la Berbie, clasificado monumento histórico, esta obra de gran envergadura tuvo que apoyarse en un acuerdo permanente entre el arquitecto jefe de monumentos históricos, garante de la integridad del edificio, y el arquitecto a cargo del diseño museográfico.

Así, una de las salas previstas para ser recubiertas con un enlucido demostró durante los trabajos la albañilería inacabada de una bóveda del siglo XIII, la que fue conservada a la vista a petición del arquitecto jefe de monumentos históricos, como testimonio de los métodos de construcción de la época.

El nuevo despliegue de la colección ofrece desde ya una presentación excepcional de las obras mayores de Toulouse-Lautrec en el corazón de un verdadero estuche de ladrillos: imágenes de vedettes del París del siglo XIX (Yvette Guilbert, Jane Avril), evocadas con un trazo incisivo y brillante; escenas de los café-conciertos de Montmartre o de los teatros de los bulevares parisinos, así como los afiches que han dado fama a Lautrec. La reestructuración del museo Toulouse- Lautrec forma actualmente parte de una lógica dual: afirmar su posición entre los grandes museos contemporáneos, y valorizar la excepcional calidad arquitectónica del palacio de la Berbie.

Es así como, en estos comienzos del siglo XXI, Albi la histórica mira decididamente hacia el futuro. Se dibuja un proyecto de ciudad, enraizada en el patrimonio de la Ciudad Episcopal.


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