
El crecimiento de la ciudad (siglo X-XIII)
Cité épiscopale d’Albi
El crecimiento de Albi coincide enteramente con el desarrollo económico y mercantil que caracteriza la época de la sociedad feudal.
Un segundo núcleo de poblamiento se menciona fuera de los muros hacia 940; se desarrolla alrededor de la colegiata Saint-Salvi, que aparece entonces por primera vez en la documentación, aunque su fundación probablemente se remonte al silgo VII o VIII. Se constata allí la existencia de una iglesia parroquial dedicada a santa Martiane.
A partir de 950, Albi cuenta con su propia moneda y hacia 1040 se instala un puente sobre el Tarn. Este último hecho hará de la ciudad el cruce de los caminos de la región del Quercy hacia el Bajo Languedoc y de Toulouse y Cataluña hacia la región del Limousin. Su apertura genera rápidamente el crecimiento de un suburbio en la orilla derecha, « Lo Cap del Pont ».
A mediados del siglo XI, Albi ya ha ingresado en la categoría de las ciudades dobles: une un burgo al núcleo urbano. El burgo corresponde a la zona de hábitat del cual Saint-Salvi constituye el polo. La topografía urbana conserva todavía hoy la marca de este núcleo. El espacio libre entre los ríos se puebla progresivamente. Hacia 1130, se levantan dos iglesias parroquiales, Saint-Estèfe y Saint-Julien.
Así los diferentes núcleos del suburbio se fusionaron por coalescencia. Entre ellos y el núcleo urbano subsiste una zona indecisa, que se localiza ulteriormente en el barrio de los Combes y corresponde a una leve depresión, revelada por la toponimia.
Paralelamente con las transformaciones del suburbium, se modifica el burgo de los clérigos, alrededor de la catedral Santa Cecilia. El grupo episcopal que se levantaba hacia 970 junto a la iglesia matriz, un baptisterio dedicado a san Juan y dos iglesias, dedicadas una a san Pedro y la otra a Nuestra Señora, se concentra para dar lugar a un solo edificio dotado de un claustro en su costado meridional.
El siglo XII inaugura una nueva fase de expansión, que la topografía orienta hacia el sur y el este. La nueva aureola de crecimiento corresponde a los barrios de Verdusse y del Vigan y a la parte oriental de los de Sainte-Martiane y de Saint-Affric. Se constata allí una planimetría regular que contrasta con la estructura relativamente anárquica de los burgos más antiguos. Calles de nombre significativo confirman estos datos, como la calle recta de Ronel y la calle recta del Vigan.
Se percibe en los barrios nuevos una organización voluntaria del espacio y una empresa de poblamiento realizada por los señores de la tierra: los canónigos de Saint-Salvi en la zona oriental, el vizconde Trencavel y el obispo en el oeste, donde se establece el Castelnau.
La afirmación de éste en el primer tercio del siglo XII trae consigo una reclasificación toponímica; la parte del viejo núcleo urbano que escapa del dominio eclesiástico y sigue siendo herencia de los caballeros vasallos de los condes de Toulouse, y después de los vizcondes, pasa a convertirse en el Castelviel.
Después de 1180, la dualidad núcleo urbano-burgo desaparece por cuanto una muralla viene a unir el espacio urbano progresivamente definido después de 950. Su trazado, particularmente rectilíneo en el este, demuestra que rodeó en este sector zonas todavía vacías, que sólo se poblarán a partir del siglo XIII.