
Los jardines de la Berbie
Cité épiscopale d’Albi
Como fruto de los deseos del primer arzobispo de Albi, Hyacinthe Serroni, surgen las dos terrazas y el jardín “clásico” del palacio de la Berbie a fines del siglo XVII y orientan la vida del palacio hacia los bordes del río Tarn y sus perspectivas, expresando el gusto por la naturaleza y lo pintoresco que se generalizaba en esos tiempos.
Los jardines tal como se ven hoy, son fruto de las transformaciones entre 1687 y 1703 del antiguo patio inferior del palacio para convertirlo en un lugar de agrado.
Tres niveles fueron construidos: la terraza alta, la contra-terraza y los jardines propiamente tales en la parte más baja. A fines del siglo XVIII, monseñor de Stainville, hermano de Choiseul, hizo agregar en el paseo estatuas de mármol que todavía son visibles y que representan las estaciones del año.
Con un mismo objetivo de agrado, estos prelados hicieron troncar los enormes contrafuertes del costado norte del ala de los Sufragantes, y utilizaron las torres contrafuertes con talud de la torre Sainte-Catherine para instalar grandes terrazas destinadas a abrir hacia los jardines las salas de esta parte del palacio, reacondicionadas para este fin.
Mantenido diariamente, este jardín es un escenario diferente todos los años de acuerdo a un tema creativo que también se extiende al conjunto de la ciudad.
En el sur, el jardín de broderies (adornos), verdadero trabajo de orfebrería, muestra los cuidados atentos y las investigaciones que han permitido restituirle todo el encanto y el esplendor de antaño.
El “todo a mano” (riego, poda, limpieza, armonía de los volúmenes y de los colores) se impone por la configuración del sitio, pero también por la búsqueda de calidad y de terminación que amerita este patrimonio vegetal.