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Una arquitectura militar

Cité épiscopale d’Albi

El palacio de la Berbie se caracteriza por una arquitectura militar original, fundada en la defensa pasiva y que edifica el monumento como un refugio apto para resistir a las técnicas de asedio de la época.

Bernard de Combret fue el primero que tuvo que soportar la presión conjugada de las pretensiones reales y las reivindicaciones populares.

Los dos edificios de Durand de Beaucaire, separados entre sí por unos 25 metros, no le permitían sentirse seguro. Las plantas superiores, entarimadas, podían ser incendiadas en caso de ataque. Había que reforzar las defensas de estas casas episcopales, como se las llamaba todavía, para convertirlas en un conjunto coherente y unitario.

Bernard de Combret hizo entonces abovedar todas las partes construidas o reparadas por Durand de Beaucaire y, sobre todo, convirtió la residencia del obispo en una auténtica fortaleza.

Sus obras se remiten a tres puntos:

Primero tendió entre la Bisbia antigua y la nueva torre construida por Durand de Beaucaire, una cortina en la cual se instaló la puerta de entrada del palacio. El aspecto fortificado de esta última, equipada de una rampa, que tenía por encima la cámara del rastrillo y estaba flanqueada por dos contrafuertes, uno de los cuales tenía una escalera de caracol, es bastante revelador de las intenciones defensivas del obispo;

A continuación hizo aumentar la altura de la Bisbia antigua, y todas las salas fueron abovedadas sobre cruces de ojivas. Por fuera reforzó los muros con contrafuertes semi-cilíndricos del cual el del medio vino a tapar las ventanas anteriores, del tiempo de Durand de Beaucaire. Entre ambos hizo instalar arcos que podrían funcionar eventualmente como matacanes. Estas obras, las que mejor se conservan de las construcciones de Bernard de Combret, muestran la aparición de los contrafuertes hemi-cilíndricos, novedad que conocería gran desarrollo en la segunda mitad del siglo XIII y a comienzos del siglo XIV, tanto en las ampliaciones ulteriores del palacio como en la catedral misma;

Continuó,haciendo construir al norte, a lo largo de la muralla, el cuerpo de lo que pasó en el siglo XVII a denominarse el ala de los Sufragantes. Las ventanas y partes superiores fueron muy modificadas en los siglos XVI y XVIII, pero subsisten aún salas inferiores superpuestas, abovedadas, sobre cruces de ojivas. Éstas sorprenden por su amplitud (25 x 7,60 m), su unidad de diseño y su majestad. Una de ellas estaba sin duda destinada a reemplazar el aula primitiva de Durand de Beaucaire, considerada demasiado pequeña por el nuevo obispo.

Por último, Bernard de Combret siente la necesidad de construir una cortina al este para cerrar este conjunto y ponerse al abrigo de sorpresas.

De ésta no queda nada, porque la construcción del ala de Amboise a fines del siglo XV hizo desaparecer los vestigios.

A su muerte, en 1271, Bernard de Combret dejaba un palacio imponente, prácticamente terminado, protegido y organizado en torno a un patio, del cual el ala norte se apoyaba en las murallas de la ciudad y cuya habitación principal se encontraba dentro de una sólida torre situada al oeste, en el punto más alejado de la ciudad.


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