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Calle Peyrolière, número 20

Cité épiscopale d’Albi

Esta construcción forma parte de las viviendas que rodean la iglesia Saint Salvi formando un anillo de calles comerciales. La ubicación de este barrio corresponde al antiguo “burgo”, en el corazón de la ciudad mercantil. La denominación “Peyrolière” recuerda en esta calle la actividad de los caldereros, fabricantes de peroles.

El conjunto de las casas que rodean este barrio es denominado la “canourgue”, para designar la residencia de los canónigos regulares, en occitano, canouge. El edificio ocupa un terreno que se extiende entre la calle Peyrolière y la plaza del claustro de Saint Salvi.

Como en la vivienda vecina, ubicada en el n° 22, la primera planta cuenta con un magnífico techo pintado del siglo XV. La heráldica ha permitido reconocer aquí habitaciones canónigas.

La vivienda está construida de ladrillos colocados en hileras regulares. Se trata de un edificio de un solo cuerpo, que presenta una diferencia de nivel entre la fachada principal, en la calle Peyrolière y la parte trasera del edificio, que da a la plaza del claustro. La fachada principal tiene dos plantas y media planta bajo armazón de la techumbre. La fachada posterior en cambio cuenta sólo con dos.

La planta baja de ésta corresponde por lo tanto a la primera planta de la fachada principal. La planta baja sobre la losa abrigaba un espacio comercial abierto por dos grandes arcadas, parcialmente visibles hoy y que ocupaban toda la fachada.

Estaban separadas por un importante tramo de ladrillo, cuyo ancho permitía probablemente compensar la ausencia de un sólido entrepaño de piedra; este procedimiento se encuentra en otras construcciones de la época. La fachada posterior que da a la plaza del claustro incluye cubiertas hasta la altura del primer nivel. La entrada principal de las casas canónigas de este barrio se encontraba junto a la plaza o junto al claustro de Saint Salvi, permitiendo un fácil acceso a la colegiata.

Esta vivienda, como todas las vecinas, ilustra la funcionalidad de un barrio canónigo abierto sobre la colegiata, y situado en el corazón de un anillo de calles comerciales cuya actividad siguen evocando los nombres de las calles.

Estas dos características hacen del burgo Saint Salvi un barrio bien delimitado al interior de la ciudad.

En la primera planta se encuentra un notable techo pintado, el más antiguo conocido en Albi (fines del siglo XV). Esas pinturas fueron remozadas en 1972 con ocasión de obras, y están clasificadas desde el 28 de septiembre de 1972 como mobiliario histórico.

Este techo interior cubre una extensa habitación de 35 m2 que comunica con el pasaje Saint Salvi a través de dos puertas. Se iniciaron algunos trabajos en 1973 para limpiar las pinturas que recubren todo el techo, las vigas, los tablones y las metopas.

La relación de las escenas de danza macabra con las reproducciones de un libro de Guyot Marchant que evoca el mismo tema y que apareció en 1475, así como el examen de los escudos, los trajes y los personajes, permite datar esta obra en la segunda mitad del siglo XV.

Las pinturas se extienden sobre las dos caras de las dos vigas y representan diversos temas, entre ellos una de las escasas representaciones de las danzas macabras que todavía existen: bajo los arcos de bóveda, en una galería aparecen parejas en procesión que incluyen un muerto, un canónigo y un abogado. Frente a esta escena, el techo presenta fiestas campestres y escenas de bailes que recuerdan las festividades del ciclo de mayo y del Carnaval.

Todo ello acompañado de textos letras góticas y en occitano, entre los cuales se puede leer el siguiente:

Señora Muerte, usted es una diablesa; usted no perdona nada a los buenos, ni tampoco a los malos… Usted arruina sin cesar la naturaleza… Usted es fea y tiene un aspecto desagradable…

Estas pinturas ofrecen también una gran variedad de decoraciones con muchos personajes vestidos con trajes de la época, incluido un burgués o un mercader, un obispo con su báculo, o incluso un curioso Jano vestido con una cogulla con orejas de asno.

Se aprecian también decoraciones florales y de animales, un perro de caza descansando que demuestra un gran dominio del dibujo, dos perros peleando, peces, pájaros, etc.

Este techo, así como otros existentes en el sector protegido, ofrece un conjunto magnífico que permite captar perfectamente la evolución artística de los techos pintados entre los siglos XV y XVIII.


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