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Promoción de la Ciudad Episcopal

Cité épiscopale d’Albi

En el Siglo de las Luces, el navegador albigense Jean-François Galaup de Lapérouse fue escogido para encabezar una de las mayores expediciones científicas y de enriquecimiento del conocimiento realizadas alrededor del mundo.

Tres siglos más tarde, numerosos albigenses siguen participando, siguiendo sus huellas, en intercambios internacionales que dan testimonio de una misma sensibilidad para compartir las culturas.

Este hecho refleja el apego de los albigenses por una mejor comprensión de su historia, su patrimonio, y su interés por abrirse a los demás. Uno de los desafíos esenciales de este plan de gestión, que consiste en promover los valores universales de la UNESCO, responde a la filosofía del viaje de descubrimiento de Lapérouse.

El respeto entre las personas y los pueblos se basa en el conocimiento del otro y de su cultura. La paz se nutre de los contactos, del intercambio entre los seres humanos y entre las culturas.

La inscripción de la Ciudad Episcopal en el patrimonio mundial de la UNESCO recuerda que este bien del patrimonio mundial es propiedad colectiva de la humanidad y no pertenece solamente a los albigenses.

Tener éxito en promover la Ciudad Episcopal es alcanzar objetivos ambiciosos de comunicación, que se apoyan en el reconocimiento, la apropiación y la valorización del patrimonio excepcional del sitio.

En efecto, si los albigenses y los visitantes coinciden en reconocer la fuerza y la originalidad de la ciudad viva cuya integridad ha sido preservada a lo largo de los siglos, pocos disponen en cambio de las claves de comprensión para captar plenamente la riqueza de un sitio como éste.

Más allá de la mediación realizada para los visitantes y los actores locales, la Ciudad Episcopal de Albi invita a desarrollar acciones de comunicación múltiples:

- presentar de manera explicativa el valor universal excepcional del sitio;

- promover los valores de la UNESCO y demostrar la universalidad del patrimonio en tanto bien común de todos los pueblos;

- favorecer la participación de quienes toman las decisiones del mañana en la conservación del patrimonio, y sensibilizarlos contra las amenazas a las cuales es o se verá confrontado.

Esta gestión de comunicación, cultural y científica, debe presentar modalidades bajo formas pedagógicas y lúdicas que se renueven constantemente, utilizando todos los soportes técnicos apropiados, incluidos los más modernos e innovadores.

Además, los elementos históricos, artísticos y técnicos de los edificios más importantes de la Ciudad Episcopal, deben ser la materia para alcanzar estos objetivos.


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